Emperador en Yuste Para entender parte del funcionamiento de los estado de esta época, baste decir que el Emperador Carlos V tuvo que esperar, tras su abdicación en Bruselas, un año entero a la llegada del oro americano, capital con el que sufragaría los gastos de la disolución de su numerosísima corte. Dos cosas a recalcar en este dato. La corte, como vemos, era personal, y se hallaba vinculada a la persona de Carlos V, no al título imperial, ni a ninguna corona. Interesante ver también como el emperador no contaba con mecanismos para la obtención de dinero con el que sufragar un gasto que, visto desde hoy en día, nos resulta mínimo para un estado Eligió Castilla, ya lo dijimos, para pasar sus últimos días, alejado de los problemas de la política, en la joya de su imperio y al amparo del poder de su hijo. Llegó al puerto de Laredo y desde allí bajó hasta el monasterio extremeño. En Yuste, su servidumbre quedó reducida a 50 personas que, en parte, se alojaban en los pueblos cercanos, mientras la comunidad Jerónima estaba compuesta por 38 monjes. Una vez en Yuste, llevó una vida contemplativa de merecido descanso en una comarca que hoy en día es destino turístico por su singular belleza. Atendió las visitas de las gentes de la localidad e intentó mantenerse desvinculado de la política . De hecho se negó a participar junto a su hijo en una nueva guerra contra Francia, aunque si es cierto que hizo su aportación, consiguiendo recaudar impuestos de las ciudades de Toledo, Córdoba y Sevilla que ayudaría a pagar a las tropas imperiales, que vencieron a las Enrique II el 10 de agosto de ese año en la batalla de san Quintín. Interesante este dato, pues vemos como en la época no existía un sistema organizado de impuestos, sino que estos se obtenían para sufragar empresas concretas y se conseguían más gracias a influencias personales que a las prerrogativas de un estado. Según su expreso deseo, el emperador fue enterrado en Yuste, aunque en un futuro su hijo trasladaría sus restos al panteón real de El Escorial, donde hoy pueden encontrarse.
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